jueves, 27 de septiembre de 2012

Sabes que mis legañas llevan ahora tu nombre. Despertarme con una sonrisa triste, perdiéndome en mi misma en no sé donde y buscando no sé qué. Pensarte es atrevido, ya lo sé.
 
[...
 
                                                                                                                                              ...]
 
Hay tres líneas en blanco llenas de. Es más, también mis palabras. No preguntes, porque no sabré contestar. Son frases imposibles de escribir, de esas que queman gargantas cuando las pronuncias; esas últimas sílabas que me arrancan los sentimientos de cuajo, esos casi inexistentes silencios en los que puedo recuperarme hasta que de nuevo, esculpes otra palabra; y así, van marcando mi ritmo.
 
Así, ¿cómo?, ahora soy yo la que pregunta, sin esperar tener nada a cambio. Como otras muchas veces. Dejándome llevar sin prestar atención al sentido que tiene o no. Sígamos. Y concédeme esta fantasía. O quédate. O (des)aparece. No sé. Haz algo. Lo que quieras. Eres un etcétera de posibilidades.

martes, 25 de septiembre de 2012

Puede que el dilema se encuentre en mi maldita manía de acuñar miradas que no responden a las preguntas que dejo entre los dedos, y en la boca, y en la somnolencia de las idas y venidas que nunca se quedan.
Todo lo que no me permito decirte es todo lo que no te puedes permitir escuchar. Y estuviste, lo sé, en este mismo lugar pero en otro momento. Estás, lo sé, en este mismo momento. Estás, lo sé, en otro lugar.
La huida es sólo otra forma de llamar al miedo. Este sabemos, tú allí y yo aquí, pero sabemos. De eso se trata, ¿no?.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Esta distancia se vuelve terrenal, si ando de puntillas mis ganas se oxidan y la calle se me hace muy larga. Empiezo a recordar las tardes de invierno en casa. Nunca pensé en jurar bandera, tampoco sé si quiera qué hago metida en esta absurda guerra que me desvela.
Y tal vez, me asignaron tener
el peor papel,
de una obra,
de una obra sin telón...