martes, 27 de diciembre de 2011

Pensabas que...

Un día lo ves, y piensas qué guapo. Otro día te atreves a saludarlo, y dices qué simpático. Al otro día le invitas a un café, y al siguiente él a ti, y comentas qué amable que es. Y así poco a poco vas enamorándote de él, sin darte cuenta, sin saber la cantidad de cosas que te recordarán a él. 
Tendrás esa sonrisilla tonta todo el día, y cuando te digan su nombre, echarás a reír, una risa inconfundible, esa risilla de enamorada que te sale al escuchar su nombre.

Pero llega un día que dejas de saber de él, y pasan los días, preguntas pero no contesta, nadie sabe nada, entonces es cuando piensas que no había nada entre vosotros, más que una amistad pura y dura, la cuál trataba de mantener a toda costa, pero de repente, todo se acaba, se oye un silencio entre los dos. 
Los días pasan, las semanas pasan, y solo sabes que vive por un mensaje, pero ya no hablas con él. Ese tonteo continuo que tenías se acaba y se enfría como el hielo, y aunque quieras pensar que no había un tonteo, lo había y sinceramente te gusta, pero se acaba...

Sales una noche con tus colegas, cenas, te tomas unas copas, y te vas a la discoteca o a un pub, y de repente, una canción, una situación, una mirada y pum! te vuelve su cara, su sonrisa, la suavidad de su pelo, su colonia, su mirada... 
Y no entiendes por qué en ese mismo instante vuelves a recordarlo, si lo habías dejado atrás, si llevabas días sin pensar en él, pero sin querer, vuelves a hacerlo, y poco a poco vuelves al punto de partida de tus sentimientos...

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