martes, 15 de noviembre de 2011

Esa línea imaginaria

Todos tenemos a un amigo o a una amiga que la queremos más de lo que debemos. Esa línea delgada imaginaria que separa la amistad del amor, una línea que te lleva de cabeza cuando la estás pisando demasiado, esa línea que te dicen que nunca debes de traspasar, porque si la traspasas puede que sufras y que te duela.

Es un paso lo que damos, una palabra, un gesto, una sonrisa, un momento, un lugar en el que se traspasa esa línea, un viaje o un día, en el que te das cuenta de la gran persona que tienes a tu lado, y que siempre le viste con los ojos de la amistad, pero ese día, ese viaje, te cambia el punto de vista, y esa amistad se convierte en algo más. En una relación de confianza, en la que no te da miedo abrir tu corazón, pues esa persona te apoya, te ayuda, te ESCUCHA.

Traspasar la línea te puede provocar insomnio, quebraderos de cabeza, desconcentración, y sobretodo mirar todo desde un punto poco objetivo, pues piensas que todo es maravilloso. Algunos a ésto le llaman amor, o embobamiento por esa persona...

Es difícil no traspasar la línea, es difícil darse cuenta de lo embobada o enamorada que estas de esa persona, pero más difícil es volver a pasar la línea hacia el otro lado. Cambiar tus sentimientos hacia esa persona, mirarlo con los ojos de la amistad, porque te compensa más tenerlo de amigo, que sabes que en cuanto lo necesites va a estar ahí. Sí, lo sabes, sabes que va a estar ahí, lo que no sabes es si cuando traspases la línea e intentes que el de enfrente lo haga, no desaparezca para siempre, y te tengas que volver al otro lado sin nadie... 

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