domingo, 13 de noviembre de 2011

Lucha por lo que quieres

Hablamos y hablamos y hablamos, aunque en realidad no decimos nada porque lo que sucede verdaderamente se encuentra en los planos más sutiles: el lenguaje no verbal, la energía que emanamos, las intenciones y motivaciones profundas. Sin embargo, una sola palabra, basta para actuar como estímulo disparador de recuerdos y emociones.

Todo cuenta. Todo vale.
Las cosas que pasan a nuestro alrededor, pero que no vemos. Si pudiéramos mirar más que sólo ver... Si pudiéramos escuchar más que sólo oír... La magia que nos da la vida cada día y que a veces no sabemos apreciar. Llega un momento, no sabemos cuándo, en que nuestros caminos encuentran una encrucijada. La vida nos pone a prueba mediante una decisión que cambiaría nuestro rumbo. De una situación o realidad que creemos que parece segura y estable a otra un tanto aventurera. Es inútil volver sobre lo que ha sido y ya no es. Deberíamos seguir a nuestra intuición; de algún modo ya sabe lo que realmente quieres llegar a ser. Todo lo demás es secundario. Tu tiempo es limitado.

Un día, alguien escribió: queda prohibido levantarte un día sin saber qué hacer. Queda prohibido no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños. Queda prohibido no demostrar tu amor, hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor. Queda prohibido no ser tú ante la gente, fingir ante las personas, olvidar a toda la gente que te quiere. Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo, tener miedo a la vida y a sus compromisos, no vivir cada día como si fuera un último suspiro. Queda prohibido no intentar comprender a las personas, no crear tu historia, no tener un momento para la gente que te necesita, no comprender que lo que la vida te da, también te lo puede quitar. Queda prohibido no buscar tu felicidad, no vivir tu vida con una actitud positiva, no pensar en que podemos ser mejores. Quien lo escribió, que razón tenía. Cuántas cosas dejamos de hacer por miedo. Miedo; que es precisamente lo que nos aleja de la felicidad…
Esos días en los que las lágrimas llegan y la soledad te persigue. En los que parece que todo está perdido, que no hay salidas, que no hay caminos. Sin embargo, sabes que no hay días que duren para siempre. Así que sigue caminando, sigue luchando, dale cuerda a tu reloj personal.

Y ahora tendré que correr. Ya se me está haciendo tarde... y el mundo sigue dando vueltas y yo sigo aquí escribiendo algo que quizás ya no tiene sentido…

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